miércoles, 7 de enero de 2009

EL LADRÓN DE CHELOS

El local de ensayo cerró la puerta una noche más. Habíamos estado preparando la performance que llevaríamos a cabo en uno de los pubs de moda de la noche pucelana.
Sería nuestra piedra de toque para analizar las reacciones del público ante la osadía de tocar con nuestros violonchelos partituras de rock pop actual.

Se acercaba la fecha y nuestros dedos echaban humo. Ensayo tras ensayo íbamos dando forma a nuestro recital, y los que alguna vez pasaron a ver nuestras ‘tomas falsas’, salían impresionados por sonido ambient que producían nuestros chelos de tapas tuneadas al más puro estilo tribal.

Hubieran sido los mejores momentos si en uno de nuestros descansos no hubieramos dejado el local abierto para ir a tomar unos botellines al bar de Pochy. Fue lo peor que nos pudo haber pasado. A nuestro regreso para volver a sentir las vibraciones de las cuerdas los ojos se nos abrieron como quien observa en directo el atraco a un furgón de Prosegur, lágrimas en los ojos, taquicardia, ansiedad y cientos de sensaciones pasaron delante de nosotros.

No habían sido más de 10 minutos los que pasamos hidratando nuestras gargantas con la magia que tiene la malta para crear sensaciones de frescor. Tiempo suficiente como para que los randas que merodean por los alrededores del local tuvieran las suficientes agallas de portar sobre sus hombros, o quien sabe cómo, aquellas dos bellezas que formaban parte de nuestros sueños .

Dominical EP[S] con reportaje fotográfico retratando a los músicos de la calle. En la fotografía, la Rambla barcelonesa y nuestros chelos, pero no somos nosotros quienes sacan sus notas en clave de quién sabe qué.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Un relato muy interesante el que nos cuentas amigo. Seguiré con mucho interés todo lo que escribas por aquí.

cal_2 dijo...

a medida que voy leyendo tus relatos me van gustando cada vez mas. Y ya me gustaria compartir una noche pucelana en esa Pucela tan querida