domingo, 11 de enero de 2009

MOMENTOS DE LUCIDEZ


Son ya 35 años de profesión a mi espalda. Desde el primer día, me propuse acudir a mi lugar de trabajo con la misma ilusión que cualquier actor tiene en el debut de su carrera, pero no fue así.
Saqué una carrera que me ilusionaba, pero que no supe afrontar cuando me topé con la realidad que se me venía encima. El desamor y mi falta de carácter hizo que ocupara un lugar de trabajo que no me correspondía.
Hace años podría haber tenido 40 alumn@s a mi cargo pero, hoy por hoy, sólo soporto a uno, o a ninguno. Estoy aislado en mí mismo, creo saberlo todo pero no entiendo nada. Las miradas de mis compañeros se cruzan con el vacío que transmite la mía. Es una sensación incómoda, para ell@s y para mí.

Año a año han pasado delante de mí como si nada. Ahora mismo me siento mal. Siento como si no hubiera sido posible la realizarme ni personal, ni profesionalmente. Tengo la sensación de que los años más maravillosos no han sido fecundos. ¿Qué podría haber hecho con las personas que se han cruzado en mi vida? ¿Qué he aportado en la vida de cada niñ@ que ha pasado por mis manos?. Quizá los que han pasado a mi lado hayan lanzado cientos de respuestas al aire que han servido para esparcir la leyenda de mi locura. Una locura que he alimentado con mis acciones, con mis gestos, con mis silencios, con mis actitudes ante la vida. No les culpo, yo pensaría lo mismo.

La vida ha pasado delante de mí y no he sabido coger el tren que la lleva. Ni siquiera me he dado cuenta de la carga que he supuesto a los demás.

Sólo quiero que llegue el día 23. Me jubilaré e intentaré dar un nuevo rumbo a mi vida. Me subiré al tren con todas mis fuerzas y no lo soltaré.

1 comentario:

cal_2 dijo...

a pie, en tren, corriendo o a la pata coja la vida es maravillosa y merece la pena recorrerla de cualquier modo. Y la jodida, cada vez va más deprisaevermyou