martes, 11 de agosto de 2009

PSICONAUTAS

El primero de los conciertos empezaría pronto. El WOMAD estaba a punto de iniciar su andadura. Filas de gente interminables para poder adquirir la pulserita más ácida que había en el mercado y que daba acceso libre al recinto.
No pude contar los escenarios que había por allí pero sí que observé que en cada tienda que se levantaba la campa había unos cuantos rastafaris eliminando sus huellas dactilares a ritmo de bongo.
En aquel momento nos dirigimos al punto indicado. El plano que nos entregaron en la entrada era el guía perfecto para no perdernos entre la multitud y, evidentemente, perderse era casi imposible. La horterada de la sirena rotatoria que nuestra gente tenía adosa en las 5 tiendas que ocupábamos era el signo inequívoco del plan fiestero con el que arrancábamos el festival.
‘El pity’ estaba allí, fumando un porrito de maría y el resto se encontraban rodeados por las litronas y calimotxos que daban el pistoletazo de salida a la cogorza más rápida.
En la esquina de una de las tiendas estaba el cofre. Cuando lo vi no pude más que cogerlo con las manos como si de Golum se tratara. Los hongos alucinógenos estaban preparados para ser ingeridos bajo la vigilancia de Suso, un chamán cuerdo y cabal que haría las funciones de mediador entre los dos mundos paralelos a los que daría lugar aquella fiesta culinaria.

El primer sombrerito que ingerí, tardó pocos minutos en comenzar a surtir sus efectos. Las psicodelias comenzarón a hervir en mi cabeza. Todo fue grabado por Suso en formato DV. El producto, rec, él premio Goya al mejor documental.

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