domingo, 9 de agosto de 2009

RADIO ESPERANZA

Su voz hizo que me recordara las noches de insomnio que había pasado años atrás a causa de la ansiedad provocada por aquel horrible atentado que me pilló en el momento y en el lugar equivocado.

Era de madrugada cuando aquella voz melosa y amigable se asomaba al balcón de la 88.6 de la FM. Hacía las veces de psicólogo y conductor de un espacio donde los oyentes volcaban todas sus buenas virtudes con el fin de ayudar a las personas que ansiaban que una mano amiga pudiera recoger sus ecos de dolor, pena o desengaño.

Fue extraño. Casualidades de la vida hizo que nuestros caminos se cruzaran. Doblando una de las esquinas nuestros cuerpos chocaron de frente. Las prisas que imprime la gran urbe hizo de aquel instante el inicio de una buena amistad. El perdón que nos dimos mutuamente hizo que renaciera en mi cerebro aquel eco de voz que tantas y tantas veces había escuchado en mis noches de desvelo. No pude más que preguntar...”Su voz me resulta familiar. ¿Fernando?”. Los ojos se le abrieron a modo de asombro. Esta vez parecía que el sorprendido era él. Su respuesta afirmativa hizo que mi corazón se acelerara por momentos. Estaba ante la persona que me había sacado de aquella depresión. Me presenté y, no sé por qué le invité a tomar café en la terracita que estaba puesta unos metros más allá de la salida del metro. Aceptó. Intercambiamos teléfonos e iniciamos una bonita amistad.

Habían pasado más de 10 años desde que desapareció de antena de forma voluntaria, pero su voz había calado fuerte en aquellos que supimos escucharle cada noche. Hoy su tarea está dentro del campo de la formación y yo, estudio periodismo.

2 comentarios:

cal_2 dijo...

veo que a los dos nos gustan los mismos rumbos inesperados de la vida, los encuentros fortuitos. En el fondo, bendita sea la amistad.

relatosweb dijo...

Nunca se sabe quien puede estar al otro lado ni dónde puede nacer una amistad.