domingo, 9 de mayo de 2010

JUSTO A TIEMPO

Con esto del divorcio express las cosas se aligeraron una barbaridad. Comencé firmando un reparto del patrimonio común y treinta días después tenía en mi poder todo el papelorio jurídico y administrativo que me desvinculaba totalmente de la persona con la que compartí tres años de noviazgo y un año y medio de matrimonio. Menos mal que me separé a tiempo. De no haber sido así, seguro que ahora mismo llevaría sobre mí el luto social forjado a base de reproches sociales y actos fachas que dejarían ver que mi integridad como persona pudiera correr el peligro que jamás hubiera pensado me pudiera ocurrir.

Desde que me dieron los papeles del divorcio mi vida ha cambiado. Soy una persona liberada de una carga que, y aunque el pasado haya hecho mella en mi persona, procuro ir arrancando las postillas que muestran mi recuperación a costa de las marcas pretéritas.

Los reproches y las humillaciones a los que me vi sometido hicieron de mí una persona sin autoestima y desconfiada.
Por mi vida, y sin previsión alguna, se cruzó ella. Iba apresurada y con un Starbucks en la mano a todo correr. Nos chocamos, nos miramos unas décimas de segundo y ambos sufrimos el impacto de quien no se ve durante años. Era ella, mi primera novia. Tras una charla animada nos intercambiamos el móvil, quedamos en plena Gran Vía madrileña y nos dispusimos a recuperar el tiempo pasado.

Hoy es mi terapeuta, mi amiga, mi sexóloga, mi amante... mi esposa; noooooooooo, mi esposa no que, aunque en un mes pueda conseguir esos papeles de libertad, estoy muy a gusto así, sin firmar ningún documento que me comprometa a atarme una vez más.

1 comentario:

cal_2 dijo...

Si, nada de documentos que despues nos amargan la vida. Este relato suena a real, a situacion vivida y, como todos los tuyos, me parece estupendo.