domingo, 18 de enero de 2009

FALSAS ILUSIONES

Una respuesta a la llamada que la realicé al móvil fue suficiente para que albergara esperanzas. Aquella voz hacía que mi corazón palpitara más rápido de la cuenta.
Habíamos quedado todos en la playa, pero para mí, su sola presencia hacía que me estremeciera y que mi comportamiento correspondiera al de un adolescente atraído por el olor de las feromonas que despedía aquel cuerpo de escándalo. Su pelo se movía al compás dictado por la suave brisa del viento, sus ojos negros iluminaban el espacio entre ella y yo, su boca sensual y aquel bikini de dos piezas en negro y oro provocó en mí una ligera erección que supe disimular como tantas otras veces me había ocurrido.

El primer saludo, general para todos y específico para ella hizo que sonaran las alarmas para el resto de los allí reunidos. Ironías, risas y sornas provocaban en mí tensiones y acaloramientos que no sabía cómo reprimir.
Quise evitar sentarme junto a ella, pero fue inútil. Alguien me concedió el espacio justo para poder disfrutar de su cercanía y su presencia con sólo tirar la toalla en aquel diminuto hueco.

Cada vez que ella habla se me cae la baba, diga lo que diga. Hay quienes observan en mí una actitud de enamoramiento pero, por el momento, seguiré actuando así.

No sé como ocurrió aquel momento pero, fuera como fuere, pasó. Nos quedamos ella y yo solos. Mirándonos pero sin decir nada. Hablando desde el silencio. Fue el momento en el que dejó las cosas claras y un momento que nunca olvidaré. Confesión abierta y sin tapujos, ‘soy lesbiana’. ¿Y...? respondí yo.

No hay comentarios: