sábado, 25 de julio de 2009

HOY EMPIEZA TODO

Son las 12.33 minutos y parece que el día se ha ido despejando dando paso a un espléndido sol que entra a través de la veneciana de la habitación.

Se escuchan pasos por el pasillo. Son enérgicos, veloces, como si quisieran alcanzar su meta inmediatamente, pero no, detrás de esas carreras siempre suele suceder lo mismo. Un portazo que hace temblar hasta la última jamba de sujeción decorativa.

De repente, se lanza sobre la cama para coger la almohada con todas sus fuerzas, la aprieta sobre su pecho y los sollozos de tristeza junto a las lágrimas de impotencia comienzan a inundar el silencio que envuelve ese espacio de descanso, pasión y recogimiento.

Pasados los minutos, Olga cambia su postura, parece que se va calmando. El ritmo cardiaco vuelve a estar normalizado pero su cabeza aún mantiene la presión. Se nota como las venas que transcurren por los temporales craneales aún están en plena efervescencia y cómo sus ojos sanguinolientos mantienen la última de las lágrimas que la quedan por derramar.

Cuando Olga se incorpora, me mira desde la distancia, y observo como el reflejo convexo que lanzo sobre ella hace que distorsione su figura. Una vez más seré la herramienta que la permita dar rienda suelta a sus desahogos y que la permita quedar por escrito aquellas vivencias y realidades que parecen marcar a fuego su presente y que pretende que no graben su futuro.

Como en cada hoja del diario y bajo las pretensiones de que no la volverá a suceder, Olga comienza su ritual. Me destapa, me agita, observa como no tengo rastro alguno de reseco y comienza a escribir…Hoy empieza todo.

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